Cuando conocí el Kundalini, tuve una especial atracción por los mantras, esencialmente por lo bien que me sentía cantándolos.
Desde entonces y hasta ahora he ido desarrollando mi especial relación con ellos y su música.
Este concierto ha sido la consecución de una de mis mayores ilusiones en la vida.
Cantar y contar cosas importantes:
que Dios existe
que el amor lo es todo
y las ilusiones se cumplen.
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