martes, 11 de enero de 2011

EL SONIDO

El cuerpo físico resuena perfectamente con la nota musical “DO”
El campo energético del cuerpo emocional con “RE”
El campo energético del cuerpo mental con “MI”
El cuerpo espiritual con “FA”

Cuando estos campos de energía están perfectamente sintonizados con sus notas, tocan juntos armoniosamente y la vida se torna mágica.- Cuando no están sintonizados, nuestra vida no fluye ni es armoniosa.

Con la armonización es posible eliminar bloqueos de energía en el cuerpo físico, ya que, a menudo este tiene puntos débiles en determinadas zonas debido a la memoria celular contenida ahí de experiencias de vidas anteriores.
Podemos cambiar nuestra frecuencia con la utilización del sonido y mantras.
Todos los grandes avatares y maestros han recomendado su uso en la práctica espiritual.

El sonido es vibración y el uso del sonido realinea las frecuencias vibratorias.

EL SONIDO
En el principio, como es ahora, era el Sonido.

Una antigua historia india sobre la creación relata que originalmente el Universo era no manifiesto. El “Vacío” se dividió en masculino y femenino y de estas primeras entidades procedió el sonido del “AUM”. La vibración se extendió en el Universo, creando y sosteniendo el tiempo y el espacio. Es esta red de energía (sonido) la que sostiene toda la creación.

Todo es vibración, el sonido, las formas, los colores, las ideas, nosotros... Todo se manifiesta a través de ondas vibratorias que se relacionan entre si mediante el principio de las vibraciones armónicas. Existen infinidad de prácticas que podríamos denominar como medicina vibracional.. En las últimas décadas, el sonido está ganando protagonismo dentro de la comunidad médica y científica.

Existen cerca de 100 billones de células en un cuerpo físico medio. El 72% de la célula está compuesto por agua. Huesos, músculos, nervios, piel, sangre y todos los tejidos del cuerpo lo constituyen diferentes tipos de células. El sonido se propaga por el agua 5 veces mas deprisa que por el aire. Luego, parece que el cuerpo humano es un medio perfecto para la transmisión del sonido, siendo éste uno de los métodos de estimulación celular más efectivos. El doctor Jenny estudió las vibraciones a nivel celular afirmando que cada célula de nuestro cuerpo pulsa a una frecuencia determinada y que un grupo de células con la misma frecuencia generan una nueva frecuencia que está en armonía con la original.

Las células se agrupan formando órganos y tejidos que a su vez vibran en frecuencias armónicas, para al final generar una frecuencia tonal de todo nuestro cuerpo. Desde esta perspectiva la enfermedad no es más que una desarmonía en la frecuencia a la que vibran nuestros órganos.

Determinados sonidos y vibraciones pueden por resonancia armónica devolver la armonía perdida a nuestro cuerpo. Este principio es esencial para comprender las bases sobre la que se asienta la medicina vibracional. Luego, la clave está en detectar dónde se encuentra la desarmonía y tratar de restaurarla a su frecuencia armónica original.
El doctor Gaynor, director del departamento de medicina oncológica de Strangh-Cornell de Nueva York , para la prevención del cáncer, ha utilizado con éxito el sonido de los cuencos de cuarzo y otras técnicas sonoras en cientos de pacientes.
El doctor Gaynor dice: El sonido influye en el proceso de curación de varias maneras: Altera las funciones celulares mediante efectos energéticos, hace que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis, calma la mente y con ello el cuerpo y continúa: “El sonido puede guiarnos como un láser al centro
mismo de nuestra esencia, a la realización más alta de un espíritu y un cuerpo sano.
El sonido permite la creación de canales para que las altas frecuencias vibracionales puedan pasar, integrando una mayor cantidad de luz en el cuerpo físico.
Cuando reprimimos una experiencia emocional, su tasa vibracional se hace cada vez mas lenta hasta que baja más allá del nivel consciente en donde forma un oscuro cristal de energía. Estos oscuros cristales de energía pueden almacenarse en cualquier parte del cuerpo, sistema nervioso, glándulas, órganos, etc. Si éstos no se liberan puede producirse la enfermedad.
Hay muchas maneras de liberar estos cristales oscuros.

Estamos en unos momentos de bastante aceleración de nuestros cuerpos y estos cristales también se aceleran y amplifican. Necesitan ser liberados, siendo el sonido una gran herramienta de ayuda, ya que, puede dirigir hacia la luz todos esos cristales de energía.
Cualquier terapia que ayude a romper la energía cristalizada es útil, y si a cualquiera de ellas añadimos además la terapia de sonido, es doblemente efectiva.

El propio Pitágoras (Siglo VI antes de Cristo) decía que cada cuerpo y cada átomo producen un sonido particular, debido a su movimiento, ritmo o vibración, y él mismo utilizaba la música y el sonido para la sanación.

Los sacerdotes del antiguo Egipto conocían cómo utilizar el poder del sonido para despertar y reequilibrar los centros energéticos del cuerpo.

La tradición hindú considera el cosmos entero como un océano de vibraciones y los Nad Yoghis (maestros del sonido) han utilizado el poder de las vibraciones sonoras como un medio para sanar el cuerpo y alcanzar la más profunda esencia espiritual.

El físico norteamericano Edgar Caycer y Rudolf Steiner, filósofo alemán (fundador de la escuela antroposófica), pensaban que “tonos puros” serían utilizados para la sanación a finales del siglo XX.

LOS CUENCOS TIBETANOS
Según el gran Maestro Bodhisattva, Gwalwa Karmaza, los cuencos cantores del Tibet emiten el sonido del “Vacío” el sonido del Universo manifestándose.
A los cuencos se les considera maestros de las “Cuatro Verdades Nobles” y, como tal, son sagrados. Son instrumentos creados con consciencia e intención y son utilizados como guías en ritos ceremoniales, el despertar de la conciencia y en la sanación física.

Están compuestos de una aleación de siete metales .Se cantaban cantos mágicos o Mantras durante su creación. Los procesos artesanales se han perdido pero se sabe que la aleación está compuesta de plata, oro, mercurio, estaño, plomo, cobre y hierro. Cada metal guarda relación con un planeta y con sus características.

Los objetos espirituales tibetanos de sonido hechos de aleaciones sagradas forman una trinidad: los Cuencos, el Ghanta y los Tingshas.

Los cuencos emiten una energía que tranquiliza y centra; el Ghanta (campana tibetana) ejerce una influencia motivadora y unificadora; los Tingshas (crótalos), son estimulantes y sirven para identificar bloqueos en los campos energéticos. El Ghanta representa la energía femenina o la sabiduría y siempre es acompañado por el Dorje que representa la energía masculina o la compasión.

LOS CUENCOS DE CUARZO:
Han comenzado a utilizarse a finales de los años ochenta, dada su enorme resonancia y poder terapéutico.
El cuarzo posee una gran afinidad con el hombre, ambos están compuestos por sustancias cristalinas.

Nuestro ADN se estructura en una doble espiral muy similar a la del cristal de cuarzo. Hay 4 moléculas de sílice (cuarzo) en cada una de nuestras células y también está presente en la estructura cristalo-coloidal líquida del cerebro.

Los cristales de cuarzo pueden vibrar de una forma regular y tienen una estructura molecular interna en espiral. Esto hace que los instrumentos de cuarzo tengan unas propiedades sonoras únicas.

Los cuencos de cuarzo producen un sonido puro que se expande hasta un kilómetro de distancia. Su sonido envuelve al cuerpo como una ola, proporcionando una experiencia similar a un masaje enormemente sutil.
Emiten e inducen un modelo de onda alfa que es el que emite el cerebro en los estados de profunda calma.
Se ha podido comprobar que en estos estados hay un aumento significativo en la producción de linfocitos T responsables del sistema inmunitario.

Los Tambores:
Las imágenes de tribus africanas danzando al son de los tambores están asociadas en el recuerdo de todos los ritos mágicos ancestrales. Pero este instrumento tan antiguo como el hombre sigue teniendo hoy efectos mágicos sobre nuestra salud, ya que, según Robert Friedman, psicoterapeuta del hospital Beth Abraham de Nueva Cork, el ritmo lento y cadencioso de los tambores ha tenido efectos sanadores sobre enfermos que habían sufrido un ictus cerebral y que, oyendo y tocando este instrumento de percusión, han acelerado su curación.

El tambor conecta con el núcleo de la Tierra, con el corazón de la Tierra y físicamente está relacionado con los chakras inferiores, con el 3º chakra y con la unión de la Tierra y las personas. Tanto las personas que están empeñadas en su evolución espiritual, como las que no, las dos aunque parezca extraño, lo más difícil que tienen es estar conectadas a la Tierra de manera correcta.

El tambor conecta con esa falta en nosotros y es por lo que a algunas personas le remueve. Si la persona es consciente que está trabajando con la conexión con la Tierra y para su sanación, no solo no la removerá sino que será como un bálsamo para ella, algo que ansía escuchar porque va a potenciar esa conexión con la Madre Tierra.

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